Abarcan una amplia gama de tipos de propiedad, entre ellos:
Espacios donde las empresas llevan a cabo sus operaciones, como oficinas corporativas, espacios de co-working y suites profesionales.
Locales para empresas que venden bienes o servicios directamente a los consumidores, incluidos centros comerciales, galerías comerciales y tiendas independientes.
Instalaciones utilizadas para la fabricación, el almacenamiento, la distribución u otras actividades industriales. Algunos ejemplos son fábricas, centros de distribución y polígonos industriales.
Edificios residenciales con múltiples unidades, como complejos de apartamentos o condominios, cuya propiedad se destina principalmente a la inversión y al alquiler.
Propiedades utilizadas para alojamiento y servicios relacionados, como hoteles, moteles y complejos turísticos.
Propiedades diseñadas para usos específicos, como centros médicos, teatros o escuelas.